LA MISTERIOSA CREMACIÓN INMEDIATA DE JUANITA DEJARÁ MUCHOS ENIGMAS QUE JAMÁS SERÁN RESUELTOS

Como si se tratase de un fenómeno paranormal, la causa última de la muerte de Juanita ya ingresó en un abismo de incertidumbre absoluta y, al mismo tiempo, de hipótesis, intrigas y hasta de teorías conspirativas interminables. ¿Qué germen o gérmenes le generaron la sepsis que le produjo el choque (shock) tóxico, que a su vez le ocasionó el fallo multiorgánico y, finalmente, la muerte? Nadie lo sabe hasta ahora. Ni los médicos que la atendieron, ni los bioquímicos que realizaron los análisis de laboratorio. Y es probable que nunca se logre saber con  exactitud. Ni ése, ni otros interrogantes, porque al transmutarse el cadáver rápidamente en cenizas, no fue posible realizar la exhumación y practicar una autopsia cuyos resultados podrían haber sido esenciales para resolver todos o muchos de los innumerables interrogantes.

Una suma de eventos fisiológicos que generaron la catástrofe fatal

La Justicia penal de Posadas intentará determinar las causas de la muerte, y si hubo alguna negligencia de parte de la empresa de turismo Viaturex, de la escuela ICRA y de las dos docentes que acompañaron a Juanita y a sus compañeros de séptimo grado en el viaje de estudios a Villa Carlos Paz, Córdoba.

Sin lugar a dudas, existen muchos interrogantes, innumerables por qué, que rodean el fallecimiento de la pequeña, los cuales intentarán responder el juez Ricardo Balor y el fiscal Germán Casals, del Juzgado de Instrucción 6, de Posadas, quienes iniciaron una investigación de oficio, debido al estrépito que causaron la muerte de Juanita y las acusaciones públicas de su madre, no solamente en Misiones sino en todo el país.

Recién el viernes 25 de octubre se presentaron como querellantes, cada uno por su lado, los padres Claudia Rossana Díaz y Claudio Sirimarco. Lo hicieron con los patrocinios legales, ella, del abogado Miguel Angel Cassettai, y él, de los abogados Pablo Luján y Augusto Armanini, quienes solicitaron varias medidas de pruebas.

En tanto, Andrián Benítez y Sergio Ariel Wieremiej, los abogados de la maestra María Alejandra Brüning, ingresaron un escrito en la causa, por medio del cual indicaron que la docente se presenta “a estar a derecho, ofrecer su testimonio e indicar todas las pruebas que considera importantes para el esclarecimiento de los hechos ocurridos”. Además, Benítez entregó voluntariamente el celular de Brüning, el cual fue enviado a la Dirección Cibercrimen de la Policía de Misiones, para que se extraigan todos los chats correspondientes a los mensajes entre ella y Claudia Díaz y los demás padres de los alumnos, durante todos los días que duró el viaje. Asimismo, el abogado solicitó otras medidas, como ser el secuestro de las filmaciones de las cámaras de seguridad de las estaciones de servicio YPF de Fátima, Shell de Virasoro (Corrientes) y Shell de San Francisco (Córdoba).

A la directora y vicedirectora el juez y el fiscal ya les tomaron declaración testimonial, y seguramente serán citadas también las docentes y la madre que integraron la delegación, como así el coordinador y el chofer del ómnibus, ambos de la empresa Viaturex, en todos los casos para declaración testimonial. Es probable que también deban comparecer para dar testimonios el médico que la atendió en Villa Carlos Paz y a distancia durante el viaje; algunos padres que organizaron el viaje, la enfermera de la ambulancia que tuvo el primer contacto con la niña, los médicos que la atendieron desde el primero momento que ingresó al Hospital Pediátrico Nivel III “Dr Fernando Barreyro” y, de ser necesario, hasta podrían ser entrevistados en Cámara Gesell, los compañeros de Juanita que viajaron con ella, entre otros testigos.

Fallo multiorgánico fatal

El certificado de defunción, que consta en la historia clínica del Hospital de Pediatrico, dice que Juanita Milagros Sirimarco, de 13 años, falleció como consecuencia de una septicemia que le ocasionó un “síndrome de shock tóxico”, cuadro que, a su vez, le generó un “fallo multiorgánico” que terminó siendo fatal.

La pequeña Juanita era abanderada del nivel primario del Instituto Cristiano República Argentina (ICRA) de Posadas, y formó parte de una delegación de estudiantes de séptimo grado, que viajó a Villa Carlos Paz, Córdoba, en un ómnibus de la agencia Viaturex, una empresa especializada en turismo estudiantil, que organizó el viaje junto a los padres de los chicos.

La pequeña Juanita tenía 12 años cuando el contingente partió de Posadas el 2 de octubre, y estando en el lugar que eligieron para pasar unas minivaciones de estudio, cumplió 13 el lunes 7 de octubre, el mismo día que la delegación emprendió el regreso a las 17.00 y llegó a Posadas cerca de las 11.30 de la mañana del día siguiente. El contingente, además de los alumnos, estaba integrado por las docentes María Alejandra Brüning y Karen Eliane Dos Santos, una madre, el coordinador de la empresa y, obviamente, el chofer.

Juanita, quien además de otros 6 o 7 chicos, se engripó poco antes de partir de Villa Carlos Paz (después se supo que era por el virus de Influenza B), y fue quien peor la pasó en el viaje, razón por la cual fue atendida a distancia por un médico del sistema de seguro contratado por Viaturex, que recetó que le aplicaran dipirona. Además, por recomendación de la madre, antes de partir el 7 de octubre, se introdujo en la boca una pastilla de propóleo que había llevado.

Espera de 40 minutos en Fátima

La empresa de turismo dispuso un auto que esperó en la estación de servicio YPF que se encuentra sobre la ruta nacional 12 (avenida Fernando Elías Llamosas), en el municipio de Garupá, frente al Instituto Nuestra Señora de Fátima, donde debían bajar alumnos de 7mo grado de esta escuela, los que también formaron parte del viaje.

A pesar de que el vehículo podría haberla llevado inmediatamente a Juanita hasta el Hospital Pediátrico Nivel III “Dr Fernando Barreyro”, que se encuentra a unos 10 kilómetros, la madre, Claudia Rossana Díaz, no autorizó ese traslado, y exigió que esperaran en la YPF, porque ella iba a enviar una ambulancia del nosocomio mencionado.

De acuerdo con testigos que hablaron con Mensaje de Misiones, como la ambulancia no llegaba, la maestra resolvió trasladarla en el auto, al que Juanita subió por su propio medio. Pero justo en ese momento llegó el vehículo paramédico, al que finalmente ascendió la niña, siempre por sus propios medios, junto con la maestra Alejandra, “quien la acompañó hasta el hospital y estuvo junto a ella, un buen rato, en la sala común de espera hasta que la atendieron”.

“No mae, yo ya tengo 13”

Apenas llegó la ambulancia a la estación de servicio, Juanita y la maestra se bajaron del auto de la empresa de turismo, y caminaron hacia la ambulancia, a la que subieron ambas.

Antes de ascender, la enfermera que llegó con el vehículo de emergencia, le preguntó a la pequeña el nombre y la edad.

“Hola ¿cómo te llamás y cuántos años tenés?”.

Pero fue la maestra quien respondió: “Ella se llama Juanita y tiene 12 años”.

“No mae, yo ya tengo 13 años, que los cumplí ayer”, le interrumpió la niña.

“Ah, cierto que ya cumpliste 13”, dijo la maestra.

El desenlace fatal

Una vez en el Hospital Pediátrico, y cuando la atendieron, a Juanita le aplicaron suero. En un primero momento ella fue monitoreada por una gripe fuerte que había contraído junto con otros alumnos, los que no tuvieron ningún tipo de gravedad.

Recién a las 3 horas, más o menos, empezó a tener síntomas de una sepsia, razón por la cual la derivaron a una sala de terapia intensiva que, de acuerdo con opiniones de especialistas, es una de las mejores del país. En ese lugar se le practicaron todas las atenciones que indican los protocolos internacionales.

El pediatra que la atendió desde ese momento fue el médico infectólogo Oscar Lopez.

Mensaje de Misiones pudo constatar que Juanita recibió el tratamiento más adecuado para su cuadro de sepsis que, evidentemente, ella venía cursando progresivamente y en forma paralela a la gripe, pero ni la enfermera del hospital que la fue a buscar con la ambulancia a Fátima, ni los médicos que la atendieron en un principio, se dieron cuenta de esa patología, la cual se manifestó en toda su dimensión a las tres horas de haber ingresado al Hospital.

Inmediatamente, al ingresar en shock séptico -una infección bacteriana que altera la hemodinamia-, se le empezó a proporcionar tres tipos de antibióticos. Además, al constatarse que el virus que le produjo la gripe fue el Influenza B, por precaución se le administró oceltamivir, un antivirus que reciben las personas con una patología grave de base, como ser diabetes, leucemia, cáncer, entre otras.

El síndrome de shock tóxico

De acuerdo con los diccionarios de las principales academias de medicina del mundo, una sepsis o septicemia es una infección generalizada a la que el cuerpo responde de manera incorrecta. Las infecciones pueden ser bacterianas, virales o micóticas.  En la mayoría de los casos, la septicemia se produce a causa de una infección con determinados tipos de bacterias, principalmente estreptococo y el estafilococo. En raras ocasiones, los hongos, como Candida provocan sepsis. Las infecciones que producen sepsis suelen empezar en los pulmones, el abdomen o el sistema urinario. En la mayoría de las personas, estas infecciones no provocan sepsis. Sin embargo, algunas veces, las bacterias se propagan al torrente circulatorio (bacteriemia) y posteriormente puede desarrollarse septicemia.

En el caso del “síndrome de shock tóxico’’, que es lo que tuvo Juanita, la sepsis es provocada por las toxinas liberadas por los gérmenes que no se han propagados al torrente sanguíneo, razón por la cual es muy difícil (por no decir imposible) detectarlos en análisis de laboratorio.

Diclofenac, gripe, paracetamol, pastilla de propóleo, dipirona

Estando en Carlos Paz, Juanita pasaba un momento de diversión junto con sus compañeros, y al lanzarse por un tobogán hacia una pileta de agua, se golpeó la rodilla y aparentemente se la sacó del lugar pero rápidamente se la colocaron. Por ese accidente, la llevaron a un centro asistencial donde le colocaron una férula, y le recetaron que tomara el calmante diclofenac, además de paracetamol.

Después, varios chicos de la delegación, entre ellos Juanita, se engriparon con el género del virus Influenza B, y aparentemente ella fue la más afectada. Incluso antes de subir al colectivo, el 7 de octubre, para regresar a Posadas, se comunicó con su mamá, Claudia Díaz, y le contó que le dolía un poco la garganta y que además estaba irritada, razón por la cual su progenitora le dijo que consumiera un caramelo de propóleo, que justamente había llevado para un situación como la que estaba cursando.

En pleno viaje de retorno, de todos los varones y nenas que contrajeron la gripe, Juanita fue la que comenzó a manifestar síntomas un poco más graves, principalmente fiebre, vómitos y diarrea. Por este motivo, las docentes que participaron de este viaje se contactaron con el médico de Carlos Paz, quien le recetó Dipirona a la nena.

Hay una versión que indica que Juanita habría sufrido una gripe por Influenza B a fines de septiembre, y que no se habría sanado totalmente, cuando emprendió el viaje hacia Villa Carlos Paz. Incluso, la misma fuente indicó que por esa gripe habría sido atendida en un sanatorio de Posadas.

Terapia intensiva, antibióticos…desenlace fatal

Apenas el colectivo arribó a Posadas, el martes 8 de octubre, la nena fue llevada en una ambulancia hasta el Hospital de Pediatría “Doctor Fernando Barreyro” donde se le aplicó suero, porque presentaba un cuadro de deshidratación como consecuencia de los vómitos y la diarrea que sufrió.

Con el paso de las horas la situación de Juanita se complicó, y por eso la trasladaron a terapia intensiva, donde fue intubada.

A pesar de la rápida internación, de ser atendida por los mejores especialistas del hospital,  y de aplicarse inmediatamente el protocolo médico en caso de una sepsis (se le aplicaron cuatro antibióticos diferentes y el antiviral Oseltamivir), Juanita nunca mejoró.

Por el contrario, su salud se fue agravando día a día, y aparentemente el viernes 11 a la noche habría sufrido una muerte cerebral.

Ante el cuadro irreversible, el sábado a las 9.59, la madre pidió que la desconectaran totalmente. El deceso se produjo en forma inmediata.

¿POR QUÉ TOMÓ DICLOFENAC?

Son interminables los interrogantes en torno de las circunstancias que rodearon todo el proceso que desembocó en el desenlace fatal de la pequeña Juanita. Y muchas nunca más van a obtener respuestas.

Pero sin lugar a dudas hay una que es clave y que lacera la mente, principalmente de los investigadores judiciales.

¿Por qué tomó diclofenac?

Según un antecedente de internación de Juanita en el hospital de Pediatría, en 2021 fue operada de una apendicitis, y la madre le contó ahora a los médicos que al aplicársele diclofenac experimentó una reacción alérgica.

Sin lugar a dudas, con ese historial, nunca debió haber ingerido el mismo analgésico, luego de sufrir el accidente en la rodilla en Villa Carlos Paz.

Si bien el deceso no fue producto de una reacción alérgica, pero sumado a la gripe por el virus de Influenza B, ambos pudieron haberle bajado la defensa y predisponer una infección bacteriana que le ocasionó la sepsis que le generó el shock tóxico mortal.

¿Ese antecedente grave, fue asentado en la ficha que debió ser confeccionada por los organizadores del viaje? Por la información obtenida, esa condición de Juanita nunca fue informada a los responsables de la delegación. En tal sentido, el médico que la atendió en Córdoba, al ver que en la planilla se indicaba que no sufría ningún tipo de alergia, le prescribió el calmante diclofenc, para aliviar los dolores de la rodilla que se había sacado de lugar.

¿POR QUÉ LA CREMARON?

Nadie se explica por qué la madre de Juanita tomó la decisión tan rápida de hacer cremar el cuerpo, algo que se concretó en el crematorio que se encuentra en Santa Ana, a poco de producirse la muerte que ocurrió alrededor de las 10 de la mañana, del sábado 11 de octubre.

Esta acción, que hoy forma parte de un enigma más en este caso, les privó al juez y al fiscal la posibilidad de que se realice una autopsia, lo que hubiese arrojado mucha luz, y quizás permitido el esclarecimiento de las causas que generaron el mecanismo de la muerte.

Además muchos estudios que se le estaban realizando quedaron inconcluso, como el ginecológico, la serología y ecografía ginecológica, entre otros.

Exhumación y autopsia

Se sabe que la exhumación de un cadáver puede resolver casos muy complejos, y causas de muertes indefinidas como la de Juanita. Es que mediante los estudios de un cadáver exhumado (autopsia), los peritos médicos legales pueden llegar a la verdad.

La autopsia “es el procedimiento médico que se realiza sobre el cadáver con el fin de determinar la causa y el mecanismo de la muerte”. Cuando se realiza en el ámbito judicial, se denominada autopsia medicolegal, judicial o forense.

En una autopsia se realiza la disección y medición de los órganos internos. De estos tejidos, se pueden tomar muestras para el examen microscópico. Estas muestras pueden incluir sangre, líquido del ojo (humor vítreo), orina, bilis, contenido del estómago y órganos sólidos, como el hígado, el cerebro y los pulmones. Además, se recogen muestras de tejido para pruebas de toxicología y posiblemente para otras pruebas de laboratorio, como tipificación del ácido desoxirribonucleico (ADN), cultivos para enfermedades infecciosas y varias pruebas químicas. El líquido del ojo (humor vítreo) es particularmente útil para determinar la causa de la muerte, ya que puede analizarse para detectar diferentes sustancias, incluidos medicamentos, toxinas y electrolitos. Este fluido es fácil de recoger y bastante útil, ya que los cambios en la concentración de sustancias que normalmente ocurren después de la muerte, tienen lugar con relativa lentitud en el humor vítreo.

Todos esos estudios se podrían haber realizado sino se hubiera cremado el cuerpo.

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